Estoy en ese momento de la vida donde todo lo que veo en Instagram yo ya lo he vivido: que si amistades nuevas, montaña, curros increíbles en sitios increíbles, deportes que ahora están de moda pero que yo disfruté hace mil, alpinismo en montañas altísimas, mundo Camper, cocinar, las fiestas en casa propia, astronomía en estado puro, activismo en primera persona, emociones fuertes, enamoramiento y tb lesiones, hospitales, troles…. Todo tachado en esa lista mental que todo el mundo tiene por objetivo y que persigue como si su vida necesitara eso.

  • Lo he disfrutado? - Preguntaréis. Absolutamente.

  • Me arrepiento? Que va! Para nada.

  • Volverías a probar? Claro!.

Pero por mucho que rellene mi currículum de experiencias y lo disfrute, que lo disfruto, siempre parece que se persigue algo que no acaba de llegar. Esa culminación que sentaría la base de mi paz cognitiva. Pero según pasan mis días de vida he visto que no hay una paz cognitiva saciante. Solo es un aprendizaje que tacha de la lista un sitio de donde aprender. Y lo cierto es que, aunque llena, no lo hace como en otras situaciones donde no hay tanta envoltura material pese a estar hablando de experiencias.

Creo ir asimilando que nada me llena tanto como el compartir y el sentir amor. No encuentro ese sustituto mágico. El ver crecer, admirar, ayudar, compartir momentos con alguien que está, entonces, explotando su superpoder a tope me resulta absolutamente saciante para mí. Yo lo llamo compartir, y me ocurre siempre y cuando yo esté inmerso tambien ese momento, claro.

No hablo únicamente de una compañía sentimental. Hablo de tu gente, de tu entorno, del mundo, y de tí mismo.

Y esta es la ventaja y la desventaja.

La desventaja es que, para llegar a este punto, uno mismo ha invertido más de la mitad de su vida en otras opciones tal vez buscando el atajo que no necesite toda nuestra maquinaria cognitiva. Lo llamaremos las opciones fáciles: viajar, huir, probar, fluir… tan cercano a la parte reptiliana, tan lejano del neocortex frontal.

La ventaja, por otro lado, es que para llegar realmente no hacía falta nada. Ni viajes, ni experiencias externas, ni objetivos, ni dinero y si me apuras ni salud… solo hay que saber vivirlo con lo que ya se tiene. Pero esto no es fácil. Requiere de una buena construcción interna. Y eso requiere de un viaje denso a través del miedo por el interior de uno mismo. Enérgicamente exhaustante.

Una prueba de que el amor per-se incluso estando enfermo funciona, es que todavía intento entender todo ese derroche de amor que tenía postrado en un hospital. Sin salud, tenía para dos o tres mundos de amor. Quería entregarlo todo y por un momento pensaba que no podría hacerlo y quería quedarme y darlo antes de que todo se complicará y me llevara todo al más allá. Era infinito. Inagotable. Inexplicable.

Desde entonces me he quedado pequeñito al lado de grandes personas que van apareciendo. No importa la edad. No importa los orígenes. Mi amor, y por tanto mi admiración, es enorme. Puro disfrute.

Son gente cuyos proyectos personales son enormes y da igual sobre qué: admiro a gente que ayuda a animalitos, admiro a gente que emite ese noseque que te vuelve loco cuando canta, admiro a gente que enseña inglés , admiro a gente q afronta el día q día de mierda con una sonrisa, admiro a gente que enseña a niños una actividad extradeportiva, admiro a gente que me ha tenido de colega más de 40 años….. No paro de aprender admirando. Es saciante. Y todo esto no ha necesitado de dinero, no ha necesitado de viajes por el mundo, no ha necesitado grandes proyectos. Me ha necesitado a mí. No mi dopamina, no mi adrenalina…. Ha necesitado a mi yo y, por supuesto, a esa gente de calidad.

En Instagram veo frases una y otra vez que inspiran a la gente. Por esa razón es por las que las ponen. Pero muchas de ellas no vienen de grandes aventureros (otras claro que sí). Ni algunas de grandes actividades. Platón no viajó. Epicteto era esclavo. El dalai lama no aprendió su doctrina saliendo de su monasterio a visitar el mundo. Mándela estuvo 20 años en la cárcel. Muchos de estos grandes de frases célebres son grandes viajantes hacia un mundo mucho más complicado que el de una cuerda colgando de una pared o 24 horas en cuatro escalas de aviones o una simple noche de borrachera.

Últimamente detecto la escasez o la falta de este trabajo interior, de esas estructuras cognitivas, de ese viaje necesario. Cualquier oda y orgullo en público de lo ignorante que es uno como punto de valor es un tortazo al trabajo de gente que se ama y lleva realizando una vida más interior.

Cualquier aporte sin un valor emocional o moral hace saltar las alertas sobre la distancia de lo que necesita la persona y lo que cree necesitar.

Somos química pero ¿Necesitamos esa adicción?

Algunos la buscan en sustancias. Algunos la buscan en ‘me gustas’. Algunos la buscan en una ruleta de sexo sin control. Algunos la buscan en intensidades deportivas no saludables. Kilos y kilos de oxitocinas, dopaminas, adrenalinas, endorfinas sin un aporte de calidad. Se encuentran, se absorbe, se sacia y vuelta a empezar.

Hay mucha gente desorientada. Perdida entre esas subidas y bajadas de esa montaña rusa quimica, si se le puede llamar así. ¿Por qué alguien buscaria dopaminas a base de likes a un vídeo dónde defeca en una cama?. ¿Por qué alguien vive con el orgullo de tener creciendo una lista de gente que ha pasado por su cama?.¿ Por qué alguien vive realizando actividades que atentan contra el ppio de supervivencia?. Parece más un culto al Ego que un culto a Eros. Parece más una esclavitud química que una libertad elegida.

Lo amo todo igualmente. Pero, en lo que a mí limitada energía respecta, con la edad, voy priorizando a gente que tiene más densidad neofrontal. Me aporta mucho entender donde esas estructuras mentales están. Me siento bien admirandolas. Y en definitiva, me nutro de perspectivas de gente que va más allá de una simpática, divertida pero vacia imagen en una red social sobre un plato de comida, un bailoteo chistoso o una noche de alcohol vergonzosa. Cuestion de edad y prioridades personales. O que, tal vez, así somos los de Plutón o los que nos sentimos espaciales, que no especiales.

>VicenDominguez_