Inmediatez.
Miramos alrededor y vemos que todo funciona con sus velocidades. Las flores florecen a su ritmo, el caracol camina a su ritmo, las manzanas maduran a su ritmo y nosotros crecemos a nuestro ritmo. Parece que no es posible que un niño, por mucho impetu que se ponga, termine siendo un hombre de 40 años al igual que por mucho que se empuje un caracol este no acelera mucho mas.
Empiezo a entender realmente que la mente sigue un proceso de construccion, con sus tiempos. Diferente en cada persona, como en los ejemplos anteriores, pero no puedo evitarme hacerme las preguntas de siempre: cuanto podría acelerar? puede una mente cambiar de velocidad para hacer mas cosas? se le puede pedir mas a un niño? te lo puedes pedir a tí? cual es el limite? Cual es el precio? hay atajos?.
Leía la sociedad del cansancio de Byung-Chul Han y dislumbra ciertos limites que no estamos teniendo en consideracion en la mente humana. La imposibilidad de activar un negativismo (que sería anti-sociedad-actual) como defensa de un positivismo que nos acciona sin limites hace que ese impulso infinito choque contra los limites reales y fisicos de nuestra mente. Esto, que parece una tonteria, esta provocando lo que llamaremos una pandemia de enfermedades mentales como consecuencia: ansiedades, paranoias, depresiones…. los limites de la mente no hablan y el cuerpo acciona mecanismos ancestrales para mandar las señales de alerta cuando se alcanzan los susodichos limites cognitivos.
Creo entender que la inmediatez no está en el camino de la paz cognitiva. Tampoco cultiva la paciencia y solo sacia un impulso químico existente debido al ritmo del mundo humano moderno. Quiero pensar que la inmediatez no es mas que una estrategia humana de competitividad que, a la vez, calma su consecuencia (la de la competitividad) en nuestra mente. Ese es su poder. Nos acelera y nos proporciona una falsa sensacion de calma por satisfaccion. Parece que nos da el control. Ya esta! todo en el sitio. Para, acto seguido, empezar con el siguiente momentum de inmediatez por la razón que sea. Es infinito. Es velocidad.
La cadena del milagro de la inmediatez tiene un contaminante intrínseco detras. El precio cognitivo de obtener algo inmediato no es gratis. El precio personal podría ir desde el mono a la dopamina hasta la pérdida de perspectiva y valores. Es solo velocidad recordemos.
Asi que aquí viene el aluvion de preguntas: ¿Conocemos cual va a ser nuestro precio a pagar en favor de que algo sea para ya?. ¿Por que necesitamos acortar procesos que requieren de un tiempo diferente? ¿Cual es realmente el beneficio de sucumbir a la no-paciencia que, visto esto, convierte a la paciencia prácticamente en un súper poder?. ¿Cuantas cosas que conoces se formaron desde la no-paciencia? y por el contrario, ¿cuantas cosas que conoces han surgido desde la paciencia? ¿Cual es la calidad existencial de unas u otras?
Y, sin embargo, intuyendo algunas respuestas, la pregunta final: ¿Por que es tan complicado frenar esa velocidad-ante-todo en algunos individuos?.
Como decia Byung-Chul Han, tenemos varios escenarios de conflicto:
la otredad. El ser distinto desarrolla (como el cuerpo humano) una reaccion del conjunto social que va contra lo distinto, lo foraneo. Asi cualquier otredad va a encontrar la respuesta del conjunto. Como individuo, la propia sociedad va a empujar en direccion contraria a la otredad. Creando grupo y generando resistencia hacia el otro sentido que impide la no-velocidad. Aqui hay un precio cognitivo alto.
el otro es, atentos aquí, que el nivel de exigencia y mando ya no viene de un ser superior, un jefe, un patron, un responsable o una tercera persona como en una epoca anterior. Ahora el positivismo genera una sensacion de libertad infinita del individuo, “yo puedo”, pero que en realidad resulta ser esclavo, el individuo, de su propia exigencia y su falsa sensación de no tener limites. Ahora somos nuestros propios jefes, los que nos apretamos, los que nos exigimos a nosotros mismos, los que no nos permitimos, los que competimos, los que deseamos, y eso dificulta mucho crear la resistencia adecuada para protegernos y frenar. ¿Contra que nos estamos protegiendo? ¿de nosotros? ¿o es contra el positivismo que hemos adquirido sin saberlo? Ya no es tan evidente el proceso de stop porque ya no hay un tercero al que señalar.
Con todo esto, ademas, el tiempo tampoco es infinito para la especie humana. Asi que la paradoja ocurre en el plano del tiempo. Nos quedamos sin tiempo pero al mismo tiempo acabamos agotados cognitivamente por la inmediatez, por la velocidad, creyendo aprovecharlo al máximo.
Parece que la salida sería entender como es la calidad de nuestro tiempo. Que precio tiene tener esa calidad y tomar consciencia, repito, tomar consciencia, de cuales son los precios a pagar cuando sucumbimos a los escenarios de enfrentamiento anteriores. Es entender, en definitiva, a esa velocidad impulsada por querer todo sin ser consciente de los limites cognitivos reales, o , para entendernos, es entender el precio a pagar.
Es un proceso elaborado. No lo creo innato. Y es dificil. Tengo la sensacion de que parece mas probable que se vaya a pagar el precio y asumir las consecuencias que intentar gestionar previamente nuestro proceso de tomar consciencia.
El principio de ahorro de energía de nuestro principio de supervivencia como especie choca contra el esfuerzo cognitivo que supone la busqueda del frenado y analisis que requieren algunos procesos cognitivos. O sea, pararse a pensar, tomar consciencia, requiere de energía y tiempo y por lo tanto existe un esfuerzo que hacer.
Nuestra evolución física y mental no esta preparada todavía para superar esos límites cognitivos que creemos infinitos y que el tiempo ahoga. La consecuencia son enfermedades mentales y desequilibrios químicos venidos por la traducción que nuestro ortopédico cuerpo hace confundiendo velocidad y aceleración con peligro y urgencia.
>VicenDominguez_